Sentencia Civil Nº 44/201...zo de 2015

Última revisión
23/11/2015

Sentencia Civil Nº 44/2015, Juzgados de lo Mercantil - Gijón, Sección 3, Rec 95/2014 de 24 de Marzo de 2015

Tiempo de lectura: 17 min

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Orden: Civil

Fecha: 24 de Marzo de 2015

Tribunal: Juzgados de lo Mercantil - Gijón

Ponente: PAÑEDA USUNARIZ, FRANCISCO JOSE

Nº de sentencia: 44/2015

Núm. Cendoj: 33024470032015100019

Núm. Ecli: ES:JMO:2015:481

Núm. Roj: SJM O 481:2015

Resumen:
SIN DEFINIR

Encabezamiento

JDO. DE LO MERCANTIL N. 3

GIJON

SENTENCIA: 00044/2015

PLAZA DECANO EDUARDO IBASETA S/N 3ª PLANTA-GIJÓN

Teléfono: 985176747

Fax: 985176746

N04390

N.I.G.: 33024 47 1 2014 0000091

PROCEDIMIENTO ORDINARIO 0000095 /2014

Procedimiento origen: /

Sobre OTRAS MATERIAS

DEMANDANTE D/ña. Eulogio , Custodia

Procurador/a Sr/a. MATEO MOLINER GONZALEZ

Abogado/a Sr/a. MARGARITA GONZALEZ MARTINEZ

DEMANDADO D/ña. CAJA RURAL DE GIJON, COOPERATIVA DE CREDITO

Procurador/a Sr/a. JUAN RAMON SUAREZ GARCIA

Abogado/a Sr/a.

SENTENCIA

En Gijón, a 24 de marzo de 2015.

Don Francisco Pañeda Usunáriz, Magistrado Juez del Juzgado de lo Mercantil nº 3 de Oviedo, con sede en Gijón, ha conocido del procedimiento de juicio ordinario nº 95/14, instado por el Procurador de los Tribunales MATEO MOLINER GONZÁLEZ, en nombre de Don Eulogio y doña Custodia , a su vez asistidos por la Sra. Letrada doña MARGARITA GONZÁLEZ MARTÍNEZ, frente a la entidad CAJA RURAL DE GIJÓN, COOPERATIVA DE CRÉDITO, representada por el Sr. Procurador JUAN RAMÓN SUÁREZ GARCÍA, y asistida por el Letrado FRANCISCO JOSE GONZÁLEZ CUESTA; sobre el ejercicio de acciones de relativa a las condiciones generales de contratación.

Antecedentes

PRIMERO.- La actora a través de la representación que tiene acreditada en autos, presentaron el día 21 de febrero de 2014 demanda de nulidad de cláusulas bancarias frente a la demandada, en la que tras alegar los argumentos de hecho y de derecho que estimó de pertinente aplicación, terminó suplicando que se dictaran los siguientes pronunciamientos:

1º) declarar nula la condición general de la cláusula del préstamo a interés variable que establece un tipo mínimo de interés y cuyo tenor literal dice: 'no obstante lo anterior, el tipo de interés a aplicar en cada periodo nunca será inferior al 3,00%, ni superior al 12,00%'. Y ello con las consecuencias legalmente inherentes a dicha nulidad.

2º) Que se condene a la entidad demandada a estar y pasar por dicha declaración.

3º) Se condene a la demanda a devolver y abonar a la actora las cantidades que se hubieren cobrado en virtud de la referida cláusula suelo, de acuerdo con las bases explicadas en el informe pericial (doc. 8), y en su caso a la amortización del principal e intereses legales desde la fecha de cobro, moratorios y procesales que fueran de aplicación.

4º) Se condene a la demandada a reintegrar a la actora las cantidades que paguen durante la sustanciación del presente procedimiento judicial en virtud de la cláusula suelo impugnada con sus intereses legales desde la fecha de cada cobro y hasta la resolución definitiva del proceso, con costas.

SEGUNDO.- Por medio de Decreto de fecha 17 de marzo de 2014 se admitió a trámite la demanda, y se dio traslado de la misma a la demandada, quien contestó a la misma en el sentido de oponerse íntegramente a las pretensiones deducidas de contrario en base a los argumentos de hecho y derecho que estimó de pertinente aplicación.

TERCERO.- El día 2 de octubre de 2014, a la hora señalada, tuvo lugar la celebración de la audiencia previa al juicio, con el resultado que obra en las actuaciones que, en aras de la brevedad se da por reproducida, y admitida la prueba declarada pertinente, se convocó a las partes al acto del juicio, que tuvo lugar el día 5 de febrero de 2015, a la hora señalada, con la práctica de la prueba en su día admitida, y evacuadas las conclusiones quedaron los autos pendientes de dictar sentencia.

Fundamentos

PRIMERO.- Planteamiento de la Litis

Por los actores se ejercita una acción de nulidad de cláusula bancaria por abusiva, al estimar que la misma adolece de la necesaria reciprocidad según dispone el art. 82 del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre , que aprueba el Texto Refundido de la Ley de Consumidores y Usuarios - LGCU) y, en concreto, por estimar que la cláusula denunciada no fue negociada individualmente por la parte actora, ni tampoco fue entregada la preceptiva oferta vinculante con las condiciones financieras; por otra parte se estima que la cláusula en cuestión es abusiva pues causa desequilibrios importantes en los derechos y obligaciones de ambas partes con perjuicio para el consumidor.

Por su parte, la entidad bancaria se opone a las pretensiones deducidas de contrario en base a los siguientes argumentos: 1) que la cláusula es perfectamente válida, comprensible, concreta, clara y sencilla, además de estar destacada en negrita; 2) no era precisa la realización de una oferta vinculante; 3) los prestatarios negociaron las condiciones y recibieron la información y explicaciones verbales del director de la oficina, detallándoles las condiciones esenciales del préstamo, con expresa mención de la limitación de la variación de tipo de interés y sus consecuencias, siendo la cláusula controvertida plenamente conocida y expresamente aceptada por los actores.

SEGUNDO .- Sobre el control de trasparencia e incorporación de la cláusula litigiosa al contrato de préstamo

Al estar en presencia de una condición general, un primer controla realizar es el de incorporaciónen los términos del art. 5 y 7 L 7/98.

Consideramos que no se cumple con los requisitos de incorporación del art. 5.5 y 7 Ley 7/98 (transparencia, claridad, concreción y sencillez) por el propio redactado y ubicación de la cláusula TERCERA BIS, pues la misma no se redacta en negrita en su integridad, y se entremezcla con otro tipo de información relativa al tipo de interés aplicable, en la tercera página correspondiente a la estipulación que se refiere al TIPO DE INTERÉS VARIABLE; no parece suficiente para destacar el contenido de la estipulación el incluir en negrita exclusivamente los valores numéricos de la cláusula (3,00% y 12%), pues lo esencial es el contenido de la misma, y la información conectada con dichos valores, sin que parezca suficiente el simple hecho de resaltar los porcentajes, en un párrafo sin especial separación, sin título propio, y en medio de una cláusula especialmente extensa y farragosa en su redacción.

En segundo lugar, y sin perjuicio que la cláusula debatida no supere el control de incorporación, es necesario llevar a cabo un segundo análisis o control de transparenciaa fin de constatar que '(...) la información suministrada permita al consumidor percibir que se trata de una cláusula que define el objeto principal del contrato, que incide o puede incidir en el contenido de su obligación de pago y tener un conocimiento real y razonablemente completo de cómo juega o puede jugar en la economía del contrato'(f. 211). Es decir, 'Las cláusulas suelo son lícitas siempre que su transparencia permita al consumidor identificar la cláusula como definidora del objeto principal del contrato y conocer el real reparto de riesgos de la variabilidad de los tipos'(f. 256) sin que sea '(...) preciso que exista equilibrio 'económico' o equidistancia entre el tipo inicial fijado y los topes señalados como suelo y techo -máxime cuando el recorrido al alza no tiene límite-'(f. 257). En fin, es un 'control de comprensibilidad real de su importancia en el desarrollo razonable del contrato'(f. 215b).

El propio Tribunal Supremo indica unos parámetros para dicho control. Son unos indicios o hechos que de concurrir pueden permitir apreciar esa comprensión real del consumidor de que la cláusula suelo forma parte del precio (elemento esencial del contrato) y su trascendencia económica. Como aclaró el auto de 3 de junio de 2013: 'las circunstancias enumeradas constituyen parámetros tenidos en cuenta para formar el juicio de valor abstracto referido a las concretas cláusulas analizadas. No se trata de una relación exhaustiva de circunstancias a tener en cuenta con exclusión de cualquier otra. Tampoco determina que la presencia aislada de alguna, o algunas, sea suficiente para que pueda considerarse no transparente la cláusula a efectos de control de su carácter eventualmente abusivo'. Podemos concluir, por tanto, que a través de dicho control es preciso alcanzar el convencimiento que el consumidor comprende que contrata un préstamo con un tipo de interés mínimo fijo del que no se beneficiará en un futuro de las bajadas del tipo de referencia. En tal caso, la cláusula suelo sería lícita.

En concreto, la circunstancias expuestas en el f. 225 de la STS de 9 de mayo de 2013 son las siguientes:

a) Falta información suficientemente clara de que se trata de un elemento definitorio del objeto principal del contrato.

b) Se insertan de forma conjunta con las cláusulas techo y como aparente contraprestación de las mismas.

c) No existen simulaciones de escenarios diversos relacionados con el comportamiento razonablemente previsible del tipo de interés en el momento de contratar.

d) No hay información previa clara y comprensible sobre el coste comparativo con otras modalidades de préstamo de la propia entidad -caso de existir- o advertencia de que al concreto perfil de cliente no se le ofertan las mismas.

e) En el caso de las utilizadas por el BBVA, se ubican entre una abrumadora cantidad de datos entre los que quedan enmascaradas y que diluyen la atención del consumidor.

En el caso que nos ocupa, ciertamente parece que la cláusula es muy sencilla en su expresión (por más que no presente una especial relevancia en la redacción de la estipulación litigiosa): 'no obstante lo anterior el tipo de interés a aplicar en cada período nunca será inferior al 3,00% ni superior al 12%'.

Sin embargo, esta circunstancia, si bien es un indicio o dato que ayuda a apreciar que el consumidor tiene una comprensión de lo que está contratando, resulta insuficiente en sí mismo si no va acompañado de otros datos o indicios como los señalados por el TS o cualesquiera otros que aporte la parte. Por el simple formulismo o redacción de la cláusula y que le pudiera llegar a permitir superar el control de incorporación, no se puede deducir sin más el perfecto conocimiento de la cláusula, de su trascendencia y de su incidencia en la ejecución del contrato, a fin de que el consumidor pueda adoptar su decisión económica después de haber sido informado cumplidamente.

En un préstamo a devolver en 30 años es necesario que la entidad financiera acredite que el consumidor comprendió o entendió la dimensión del precio que iba a pagar. Como dice el f. 218 'La oferta como interés variable, no completada con una información adecuada, incluso cuando su ubicación permite percatarse de su importancia, se revela así engañosa y apta para desplazar el foco de atención del consumidor sobre elementos secundarios que dificultan la comparación de ofertas'.

Resulta que examinada la cláusula TERCERA BIS, la cláusula suelo aparece conjuntamente con la cláusula techo o tipo máximo de interés, un 12%, algo absolutamente irreal e imposible y que únicamente puede servir de señuelo para influir en el consentimiento del consumidor convencido de una apariencia de contraprestación a su favor (el techo frente al suelo, contraprestación que por los tipos pactados -3,00% a cambio de un 12%- es absolutamente ficticia o directamente engañosa).

Es de aplicación el f. 224 'Lo elevado del suelo hacía previsible para el prestamista que las oscilaciones a la baja del índice de referencia no repercutirían de forma sensible en el coste del préstamo -recordemos que el BE indica que 'estas cláusulas se calculaban para que no implicasen cambios significativos en dichas cuotas'-, de forma que el contrato de préstamo, teóricamente a interés variable, se convierte en préstamo a interés fijo variable exclusivamente al alza'.

Resulta que no hay constancia de que la CAJA RURAL DE GIJÓN hubiera dado a dicha cláusula la importancia decisiva que tiene para la economía del contrato, teniendo en cuenta que no basta una redacción clara de la cláusula. Es de aplicación el f. 221 'Dicho de otra forma, pese a tratarse, según se ha razonado, de una cláusula definitoria del objeto principal del contrato, las propias entidades les dan un tratamiento impropiamente secundario, habida cuenta de que las cláusulas 'no llegaban a afectar de manera directa a las preocupaciones inmediatas de los prestatarios', lo que incide en falta de claridad de la cláusula, al no ser percibida por el consumidor como relevante al objeto principal del contrato'.En este caso, incluso, se aprecia una inobservancia por la entidad del cumplimiento de las condiciones o requisitos necesarios para la debida incorporación al contrato de la cláusula general.

Resulta asimismo que no hay prueba alguna de que hubiera simulaciones, ofreciendo al consumidor los posibles escenarios de subidas y de bajadas del tipo, ficticias, probables o improbables, para que entendiera el juego y operatividad de la cláusula suelo en el contrato, de tal manera que llegara a comprender que estaba contratando un préstamo con un tipo de interés mínimo fijo y que no se beneficiará en un futuro de las bajadas del tipo de referencia.

Resulta igualmente que la cláusula suelo se inserta en una maraña de información sobre los intereses, métodos de cálculo y fórmulas, remisión a Circulares del Banco de España y demás normativa. La cláusula suelo se mezcla con el diferencial y no tiene autonomía o relevancia propia (cláusula autónoma). Está en una cláusula TERCERA BIS (TIPO DE INTERÉS VARIABLE), que a su vez viene a establecer justamente lo contrario ('no obstante lo anterior...'), algo impropio y secundario cuando es determinante de la economía del contrato y que 'en definitiva, dificultan su identificación y proyectan sombras sobre lo que considerado aisladamente sería claro. Máxime en aquellos casos en los que los matices que introducen en el objeto percibido por el consumidor como principal puede verse alterado de forma relevante'(f 212). En este mismo sentido, la cláusula se incorpora justo después de haber referido las diferentes bonificaciones de las que los prestatarios pueden ser acreedores en función del grado de vinculación o fidelidad con los productos de la demandada, sin que se establezca en el contrato una previsión específica que permita concluir que no es de aplicación tales bonificaciones en caso que el tipo de referencia sea inferior al 3%.

En suma, en el caso se comprueba que no hay prueba alguna de que CAJA RURAL DE GIJÓN incidiera en la cláusula suelo en su negociación con el consumidor, para que éste fuera perfectamente cabal de lo que estaba contratando y en fin de cómo iba a devolver el préstamo, estimándose en consecuencia que la cláusula contractual TERCERA BIS, ni supera el preceptivo control de incorporación, ni tampoco supera el denominado control de trasparencia exigido, motivo por el que procede declarar los efectos que posteriormente se dirán.

TERCERO.- Sobre los efectos de la nulidad

La falta de transparencia e indebida incorporación de las cláusulas discutidas es determinante de su abusividad y por ende de nulidad de las mismas, aunque no del contrato.

La cláusula suelo incluida en un párrafo de la estipulación TERCERA BIS, no transparente e indebidamente incorporada del caso que nos ocupa, es nula sin posibilidad -se señala expresamente- de que el Juez efectúe una integración o reconstrucción equitativa del contrato, pues ello se opondría al Derecho comunitario ( STJUE 14 de junio de 2012 , Banco Español de Crédito).

En cuanto a las consecuencias de esta nulidad, CAJA RURAL DE GIJÓN rechaza la aplicación del art. 1303 CC y concordantes que obligaría a devolver lo indebidamente percibido. Para ello, invoca la propia doctrina de la STS de 9 de mayo de 2013 que declara la irretroactividad de los efectos de la nulidad.

Sin embargo, se estima que dicha irretroactividad no es aplicable al caso de autos. Al respecto mantenemos que la STS de 9 de mayo de 2013 no es un único cuerpo dogmático que deba aplicarse en todos sus extremos. Es cierto que los criterios del Alto Tribunal han sido aplicados en su integridad para declarar la abusividad de la cláusula, pero ello no obliga a aplicar el criterio relativo a los efectos consecuentes de la nulidad por las siguientes razones:

-En primer lugar, porque la propia sentencia en sus f. 298 a 300 niega la eficacia ultra partes de la irretroactividad que decreta de los efectos de la declaración de nulidad.

- En segundo lugar, hemos de tener presente que en el supuesto discutido ante Tribunal Supremo no se ejercitó una acción de condena a las partes demandadas, como en el caso de autos. Se ejercitaba simplemente una acción colectiva de cesación cuyos efectos se proyectan exclusivamente hacia el futuro diferente a la que se dilucida en autos.

- Hemos de reflexionar sobre los motivos que condujeron al Tribunal Supremo a la negación de los efectos retroactivos que no eran otros que la quiebra y el riesgo a la seguridad jurídica que tal retroactividad provocaba, en el entendido de conservar los efectos ya consumados y que no se produzcan trastornos graves con trascendencia para el orden público económico. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, y atendiendo al importe de la cantidad reclamada (poco más de 3.000 €), no concurren los motivos ni las causas para aplicar la doctrina excepcional de irretroactividad de los efectos de una cláusula nula.

- Finalmente, a mayor abundamiento, el art. 1303 CC resulta de aplicación al caso en que se declara la nulidad sin que una sentencia judicial pueda abrogar o derogar la Ley. No hay tampoco laguna legal que integrar e, insisto, en el presente caso por definición no concurre la excepcionalidad manifestada por el TS al conocer de una acción colectiva. En suma, en el caso concreto, la devolución de lo cobrado indebidamente en virtud de una cláusula nula es efecto legal imperativo e insoslayable.

En consecuencia, una vez que ha sido declarada la nulidad de la cláusula suelo, deben restituirse las prestaciones derivadas de dicha nulidad tal y como recoge el artículo 1.303 del Código Civil .

A efectos meramente prácticos, no se estima en sentido estricto la pretensión 3ª del suplico, pues resulta confusa, de la misma manera que tampoco se acoge el punto 5º, pues no se identifica plenamente con la obligación de restituir prestaciones, sin perjuicio que la nulidad de la estipulación acordada en esta resolución obligue a la entidad a modificar el cuadro de amortización del préstamo, por ser una consecuencia ineludible.

CUARTO.- Costas

La estimación sustancial de la demanda permite la condena en costas a la parte demandada ( art. 394.1 LEC ).

Vistos los preceptos legales invocados, y demás normas de general y pertinente aplicación:

Fallo

Que estimandola demanda formulada por la representación de Don Eulogio y doña Custodia , frente a la a la CAJA RURAL DE GIJÓN, SOCIEDAD COOPERATIVA DE CRÉDITO,debo realizar los siguientes pronunciamientos:

1º) Declarar nula la condición general de la cláusula del préstamo a interés variable que establece un tipo mínimo de interés y cuyo tenor literal dice: 'no obstante lo anterior, el tipo de interés a aplicar en cada periodo nunca será inferior al 3,00%, ni superior al 12,00%'. Y ello con las consecuencias legalmente inherentes a dicha nulidad.

2º) Que se condena a la entidad demandada a estar y pasar por dicha declaración.

3º) Se condena a la demanda a devolver y abonar a la actora las cantidades que se hubieren cobrado en virtud de la referida cláusula suelo, de acuerdo con las bases explicadas en el informe pericial (doc. 8).

4º) Se condena a la demandada a reintegrar a la actora las cantidades que paguen durante la sustanciación del presente procedimiento judicial en virtud de la cláusula suelo impugnada con sus intereses legales desde la fecha de cada cobro y hasta la resolución definitiva del proceso, con costas.

Todo ello con expresa condena a la demandada de las costas procesales causadas.

Notifíquese esta resolución a las partes haciéndoles saber que la misma no es firme y que contra ella podrán interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Asturias en el plazo de veinte días siguientes al de su notificación.

Así, por esta mi sentencia, juzgando en esta instancia, lo pronuncio, mando y firmo.

PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Ilmo. Magistrado - Juez que la suscribe estando celebrando audiencia en el día de su fecha, de lo que doy fe.

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